La situación de los traductores literarios —pero no solo de ellos, también es extensible a otros oficios del libro como correctores, redactores, diseñadores gráficos, editores…— es precaria. Silvia Senz lo analiza en Hacia el colapso de los oficios del libro [y contra la pacatería de la biblioblogosfera].
«Que esta situación —como la de otros trabajadores, aún más desprotegidos, que siguen a los traductores en la cadena de producción y control de calidad del libro— es insostenible no deberíamos decirlo tan a menudo. Tampoco habría que cansarse repitiendo que la responsabilidad es fundamentalmente de una deficiente legislación de consumo, que no facilita en nada al lector de libros la reclamación por productos mal elaborados y defectuosos —algo a lo que contribuye la precariedad laboral de los que los elaboran— y que permite al editor sin escrúpulos campar a sus anchas en el vacío legal. Y que quien necesita un código deontológico son los grandes conglomerados editoriales, y no los traductores, es una obviedad de tal tamaño que tener que subrayarlo nos deja ya sin aliento.
Pero habrá que llegar a un verdadero colapso (la edición sin oficios) —un colapso que permitirá a las improvisadas editoriales digitales y de autopublicación competir en superioridad de condiciones con las editoras tradicionales— para que este rumbo se rectifique, vista la indiferencia con que este asunto se trata en el sector y también en la tecnológicamente alucinada —y cada vez más insufriblemente pacata— biblioblogosfera.»
2009-01-27 14:15
No todo es pacato en la biblioblogosfera, no crea usted.
2009-01-28 14:11
El recurso de las editoriales digitales y de autopublicación me parece enfocado para escritores noveles y que no tienen oportunidad de publicar en las editoriales tradicionales.
2009-02-12 10:31
Hay una segunda parte en Hacia el colapso de los oficios del libro: la sintomatología de la decadencia de la corrección editorial.