Como suele ser ya costumbre, traemos aquí el discurso de aceptación del premio Nobel de literatura de Jean-Marie Gustave Le Clézio, en una traducción algo deficiente, pero que se agradece tener en castellano. En el bosque de las paradojas.
«Si hay una virtud que la pluma del escritor debe tener siempre, esta es que nunca debe ser usada para alabar al poderoso, ni siquiera con el más imperceptible garabato. Y sólo porque el artista observa esta conducta virtuosa no quiere decir que esté fuera de sospecha. Su rebelión, rechazo e imprecaciones sólo corresponden a un lado de la barrera, el lado del lenguaje del poder. Unas cuantas palabras, unas cuantas frases podrían haber escapado. ¿Pero el resto? Un largo palimpsesto, un elegante y distante tiempo para postergar. Y hay algo de humor, algunas veces, que no es la forma educada de los resignados, sino la resignación de aquellos que conocen muy bien sus imperfecciones. Humor es la costa donde el tumultuoso afluente de la injusticia los ha abandonado.»