Entre las muchas historias que se cuentan estos días sobre Edgar Allan Poe a propósito del bicentenario de su nacimiento, me quedo con esta de Noel Ceballos, que nos explica la tradición del “Toaster”, es decir, la persona misteriosa que año tras año brinda frente a la tumba del maestro norteamericano. A su salud.
«La Edgar Allan Poe Society de Baltimore cree que han existido dos Toasters: el original estuvo en activo desde el 49 hasta 1998, año en que aparentemente falleció, no sin antes nombrar a un sucesor, su propio hijo, que es quien brinda a la salud de Poe actualmente. Todo esto se ha inferido a través de las notas que el primer Toaster solía dejar junto a sus ofrendas: así, en 1993, miembros de la EAP Society encontraron una frase (“La antorcha será pasada”) que les llevó a pensar en una posible enfermedad. La nota de 1999 aclaraba del todo la historia: el firmante se identificaba como el hijo del primer Toaster, por lo que el legado familiar se encontraba en buenas manos.»