Amy Goodman cuenta el pequeño acto de desobediencia civil de un estudiante de economía, que sin embargo puede tener mucho de simbólico y llama la atención sobre la compra de ingentes cantidades de terreno virgen por parte de las petroleras: La puja de un hombre para ayudar al medio ambiente.
«DeChristopher estaba inspirado. Terminó su examen, se puso la parca roja y salió hacia la polémica subasta de tierras de la Oficina de Administración de Tierras (BLM, por sus siglas en inglés), que la organización Southern Utah Wilderness Alliance denominó “el último gran regalo del gobierno de Bush a la industria de gas y petróleo”. En lugar de participar en la protesta que se realizaba afuera, se registró como postor y compró 9.000 hectáreas de tierra pública. Es decir que pujó con éxito por las tierras públicas, ubicadas cerca de los Parques Nacionales Arches y Canyonlands y del Monumento Nacional Dinosaurio, y otras áreas prístinas. El precio: más de 1,7 millones de dólares.»