Miguel A. Murado se pregunta por la estabilidad del nuevo gobierno golpista de Guinea Conakry, atendiendo a la coyuntura político-social del país, a sus inestables vecinos y a la desprestigiada Comunidad Internacional: Un cambio en el país, pero ¿en qué dirección?
«El hecho de que el nuevo presidente autoproclamado sea un simple capitán podría ser una buena señal si no fuera porque existen sospechas de que no se trataría más que de un hombre de paja. Se dice incluso que fue elegido echándolo a suertes en un cuartel de Conakry. De momento, de los 32 ministros que ha nombrado, solo seis son civiles y la conocida cantinela de que «se celebrarán elecciones una vez que el país esté preparado» ya da una idea de que no hay que hacerse ilusiones.»