Una mirada personal de Roger Colom a la obra de Félix González-Torres Perfect Lovers, que muestra dos relojes perfectamente sincronizados: La perfección del amor.
«dos amantes perfectos, quizá ideales, que se encuentran en un mismo lugar a una cierta hora. Pero algo ocurre. Cada reloj lleva una batería, y es muy raro, casi imposible que dos baterías se gasten a exactamente el mismo ritmo. Así que poco a poco los dos relojes se irán desacompasando, uno irá más lento que el otro, perdiendo segundos, o minutos, hasta que las pilas se gasten por completo y los relojes dejen de funcionar. Ahí supongo que la relación se da por terminada.»