Uno de los trabajos que las democracias representativas han llevado a cabo con mayor éxito ha sido el de la demantelación de las redes cívicas, la introducción del desaliento en la participación ciudadana. De esa manera, el campo queda libre para los “representantes” y para sus “amigos”. Pero en Latinoamérica, donde las sucesivas crisis se están llevando por delante a mucha gente, se está experimentando con nuevas fórmulas democráticas, entre ellas, el presupuesto participativo que, dice
Gabriel Abascal, “aparece como un instrumento de mejora de la calidad de esa democracia, dentro del continuum de instituciones que, según Bobbio, deben configurar el tejido institucional democrático que asegure racionalmente el futuro de la democracia.”
Las experiencias de renovación democrática.