Miren, yo no sabía que W. G. Sebald tenía fama de melancólico, pero al parecer sí, y Recordando a W. G. Sebald, ¿el escritor melancólico? se ocupa de aportar anécdotas y perfiles más fiesteros de un escritor en cualquier caso imprescindible. Un artículo de Alvaro Colomer. [“Ref.: ML ]
«Un ejemplo: cuenta Gordon Turner, gran amigo del escritor y también profesor de literatura alemana, que en cierta ocasión W. G. Sebald quiso plantar un roble frente al pub Royal Oak, en la localidad de Framingang, por considerar absurdo que un local con ese nombre (oak significa roble) careciera de dicho árbol en su jardín. “Tras comprar el retoño, Max fijó el tronco con un palo para asegurarse de que creciera en vertical, pero al primer martillazo se reventó el pulgar de la mano izquierda —recuerda Turner—.Primero gritó, pero luego miró a su mujer y se puso a reír como un loco. Ese era el Max que yo conocía: el hombre alegre, con ganas de participar en la vida, que te contagiaba su jovialidad. Del otro Max, esto es, del que hablan los intelectuales, no tengo ni idea”.»