Félix Población acude a dos nombres importantes, Juan Gelman y Marcos Ana, para explicar que la Memoria Histórica es necesaria e imprescindible y que el borrado “por el bien común” no es admisible. Gelman y Marcos Ana: memoria y verdad.
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Refiriéndose al periodo de la transición, y teniendo en cuenta que la política es el arte de lo posible, la izquierda fue muy generosa y se adaptó a la correlación de fuerzas existente, donde primaba asentar la democracia frente a la dictadura aunque fuera a costa de asumir la monarquía en lugar de reivindicar la república. No debe confundirse la amnistía proclamada entonces con la amnesia, ni la justicia reclamada ahora con la venganza. Marcos Ana reveló en su conferencia que una parte de los documentos procedentes de su vida en prisión la ha donado al Centro de la Memoria Histórica de Salamanca y que su mayor anhelo sería rescatar las miles de Notas de Capilla que sus compañeros dejaron escritas antes de ser fusilados. Los presos que limpiaban la correspondiente dependencia hacían pequeñas ranuras en las paredes y dejaban escondidos un papelito y un lapicero para que fueran empleados por los condenados a la última pena, que así se despedían de sus deudos, con estremecedores testimonios entre el material conservado.»