Bastante acertado el diagnóstico de Joan Barril sobre el estado de la educación en España. En realidad no hace otra cosa que destacar la falta de consenso y los dos o tres síntomas más razonables, pero apenas se dice: La escuela y la pinza.
«Nos hace falta un sistema educativo que tenga una vigencia en el tiempo. Estamos hartos de ver como cada cambio político se nutre de unas siglas para definir nuevas leyes de Educación. Tal vez hacen falta menos leyes y más maestros, menos demandas a la escuela y más exaltación de sus logros. La comunidad educativa está sometida a una cuádruple pinza angustiosa: 1, atenazada entre las demandas de una sociedad despistada que ha desertado de la transmisión de valores; 2, constreñida por la necesidad de una integración escolar forzada por la inmigración, que rompe la dinámica pedagógica de los cursos; 3, coaccionada por unos medios de comunicación empeñados en destacar los fallos del sistema y en comparar los resultados con estadísticas mundiales, y 4, instrumentalizada finalmente en un absurdo gasto de energías para conseguir una ley en la que no importa tanto que haya unos vencedores cuanto que se vean unos vencidos.»