Javier Ortiz acusa a occidente de no hacer el más mínimo esfuerzo por intentar entender (que no justificar, sólo comprender) la naturaleza de conflictos como los de Bombay o Somalia para limitar sus actos a escandalizarse. Un cierto aire de apocalipsis.
«Hay bastantes acontecimientos de la actualidad internacional que, vistos desde nuestra atalaya occidental, arrogante, lejana e ignorante, resultan incomprensibles. Se diría que el Tercer Mundo estuviera haciendo un ensayo general del Apocalipsis. ¿A cuento de qué lo de Bombay? ¿Y qué diablos pasa en Bangkok? ¿Y qué lío es ése de Somalia, con piratas que secuestran lo mismo un petrolero que a un fotógrafo? ¿Y por qué se masacran los unos y los otros en el Congo, donde cientos de miles se han refugiado en la selva para que no les rebanen el cogote? ¿Y a qué vienen los graves disturbios sociales en la próspera China? ¿Y qué sentido tienen los asesinatos cometidos en la Colombia del tan alabado Uribe por militares con ansia de
sobresueldos?
En Occidente catalogamos como incomprensible todo lo que no hemos hecho ningún esfuerzo por comprender. Porque, en el fondo, nos la trae al pairo.»