Juan José Millás da en el clavo con una pequeña reflexión sobre el miedo al peso de la justicia y la ley sobre nosotros. Pero es un miedo completamente injustificado, o al menos hay mucha gente que vive tranquilamente sin ese miedo. Qué idiotas. [Vía Cisne negro]
«El otro día, los porteros de una discoteca de Madrid, sobre los que pesaban ya 12 denuncias por agresión, mataron a patadas a un chaval de 18 años. Usted y yo no podríamos vivir con una sola denuncia, nos despertaríamos por la noche con pesadillas. Pero se puede, es perfectamente posible. De hecho, la discoteca a cuyas puertas fue asesinado el crío carecía de licencia. Usted y yo no abriríamos sin licencia ni un albergue para pobres. Pero se puede, se puede hacer todo al margen de la ley. El Balcón de Rosales, que así se llamaba el garito, había sido denunciado decenas de veces, se le habían abierto no sé cuántos expedientes, la policía había recomendado que lo cerraran con urgencia debido a las deficiencias, todas graves, descubiertas en su funcionamiento. Pero ahí estaba, con un par, o con dos, no sé. Luego usted se retrasa en el pago del IBI y tiene sudores fríos. No pasa nada. Se puede vivir de espaldas a las normas.»