Complejo texto de Martín Abadía en el que pone en relación de continuidad a Lautréamont y Artaud y los describe como iconos esenciales de la literatura contemporánea: Entre las cosas de este mundo
«Decir que Lautréamont se paró alguna vez delante de un oráculo es falso. Convendría en que el conjuro de Maldoror impuso un oráculo sobre la tierra. No obstante, frente a él, las preguntas no son tan aceptadas como deglutidas. El oráculo Maldoror se come la historia y con ella, a los hombres; luego los devuelve, una vez desnaturalizados, con el desorden inconmovible que hace a quien yerra, solo, aturdido por sus propios pensamientos.
Alguna vez sospeché con Huysmans que las colas de siglo conllevan la agitación y la turbulencia. Hay una suerte de momento bisagra hacia finales del siglo XIX, un pasaje, un túnel que atraviesa la cultura, la psiquis y la cosmovisión de los hombres. La explicación, entendamos, ha de tornarse igualmente turbulenta. No obstante, le cabe oscuramente a dos hombres: Isidore Ducasse, Conde de Lautréamont, y Antonin Artaud. »