Tendemos a pensar que las soluciones auspiciadas por la razón son mejores y más recomendables que las dictadas por las emociones. Yo nunca tuve eso muy claro. Benjamín Domínguez Trejo explica cómo las emociones pueden tener tanto de “racional” como la razón, y cómo son una respuesta biológica a problemas complejos: La emoción también es razonable.
«Aunque sabemos que el solo exceso de confianza no contribuye realmente a elevar las probabilidades de éxito puede generar otros beneficios de naturaleza social como por ejemplo, atraer la simpatía de más colegas o inspirarles confianza. Estos ejemplos pueden parecer paradójicos ya que mantenernos en un estado de ánimo positivo (enamorados) puede hacernos “menos racionales” llevándonos a abrigar expectativas injustificadas de éxito. No obstante, tener demasiada confianza puede ser más racional que ser realista puesto que algunos premios solamente se otorgan a los que se hacen notar.»