Qué bonito texto de Avelina Lésper sobre cómo la expansión del cristianismo fue apagando el esplendor del sexo y el placer de las culturas antiguas para convertirlo en algo oculto y vergonzoso, y de cómo eso se manifestó desde el principio en el arte: La muerte del placer. [Ref.: Apostillas Literarias ]
«Antes de hablar, antes de creer, fuimos sexo. Conocimos el placer antes que la religión. Cuando alcanzamos la cima de la civilización con las culturas griega y romana llegó el terrible proceso de decadencia causado por la cristiandad. Entonces el cuerpo dejó de ser perfección y se convirtió en degradación. Nuestro origen cambió, ya no venimos de dioses de cuerpos hermosos que se poseen entre ellos, que se enloquecen de pasión, venimos de dioses sin sexo y con esto negamos nuestro verdadero origen: el falo que riega, la vulva que acepta. La iconografía de los dioses pasó a ser asexual, llegó la muerte del placer. Los cuerpos sudan de dolor, son castigados, negados y motivo de vergüenza, los santos se regodean en sus llagas. En la nueva galería de esculturas del Sur de Asia, Gandhara, Mathura, Andhra y Gupta del Metropolitan Museum de Nueva York, veo la enorme diferencia entre la representación de sus dioses y los de Occidente.»