Un plan de exterminio es lo que tenía el régimen franquista, un movimiento apegado a los fascismos que asolaban Europa. Eso asegura Jesús Gómez Gutiérrez como argumento contra los que pretenden frenar el intento del juez Garzón de iniciar una causa penal que haga justicia a las víctimas de la represión del nacionalcatolicismo.
«Durante décadas, dentro y fuera de España, se ha hecho todo lo posible por desligar el régimen franquista del proceso contra el nacionalsocialismo y sus aliados. Dentro, por motivos evidentes que no será necesario recordar; fuera, porque la verdad mancha a los que permitieron el triunfo del fascismo en nuestro país y luego, terminada la contienda mundial, lo enterraron bajo la guerra fría. El 30 de septiembre se cumplió el 70 aniversario de los Acuerdos de Múnich: la entrega de Checoslovaquia, pero también de la II República española, cuyos ejércitos todavía resistían en el Ebro, al Eje. La suerte del franquismo estaba tan unida a la suerte del III Reich que al dar carta blanca al primero, Inglaterra y Francia se la dieron al segundo.»