Comentarios

1. Cayetano
   2002-09-24 09:54
   Los tremebundos textos de Justo de la Cueva me recuerdan, formalmente, a los textos que editan las sectas cristianas cuando hablan de los horrores del infierno. A Justo de la Cueva muchos le acusan de vivir en una cueva con viejos manuscritos de polvorientos teóricos del marxismo, y le recriminan muchas cosas, la peor: que solo el extinto (o segun sus fieles exterminado) diario Egin, ahora metamorfoseado en Gara, podía soportar sus textos trasnochados.
   Mi opinión es otra, le falta sentido del humor, se toma todo muy en serio, es como esas películas de terror que, girando un poco más la tuerca de la máquina de hacer sangre, traspasan la frontera y aparecen cómicas. Hasta los neumáticos, cuando revientan, sueltan vísceras.
   El tema de automóvil es grave, causa más muertes que el tabaco, pero Justo de la Cueva olvida (prefiere olvidar) los fabulosos ingresos que generan el humo del tabaco y los tubos de escape. Parte de este dinero va a parar a las universidades o a financiar proyectos que analizan los terribles efectos de tanto humo.
   O sea, puro teatro, pose y muchos efectos especiales.