Rafael Marín elabora un texto pesimista (aunque él diga que es realista) sobre el entierro definitivo de la literatura pura de Ciencia Ficción y la resignación de encontrar rastros de este género en textos y discursos de otro estilo. Ciencia Ficción: de la teoría del péndulo al eterno retorno.
«El mercado, reconozcámoslo, nunca fue muy allá. Ninguno de los que escribíamos CF logró un pelotazo. Se dio el contrasentido de que algunos de nosotros publicaron en otros países y hasta lograron cierto reconocimiento pasajero más allá de nuestras fronteras. Aquí, seguimos contentándonos con las tiradas cortas y con ver cómo muy pronto se saldaban nuestros libros. Pero, al menos, conseguimos cobrar anticipos, algo impensable apenas unos años antes, y se nos llamó para la televisión, y las radios, y los suplementos dominicales de los periódicos, tanto los de tirada nacional como los locales.
En algún momento, por necesidades de expresión de cada cual, porque (lo digo siempre) ninguno de nosotros tiene escrito un pacto con sangre para dedicarse en exclusiva a la ciencia ficción, empezamos a virar hacia otros géneros. O, más bien, a diluir nuestra ciencia ficción pura y dura en algo que fuera más fácil de digerir por públicos más amplios. Aunque el fandom se cree el ombligo del mundo, en realidad es un grupo que no abarca más de trescientos o quinientos lectores, y con sus filias y sus fobias propias jamás ha tenido fuerza como lobby a la hora de potenciar un autor o lanzar las ventas de un libro. »