Jorge Letralia se lamenta de la falta de espíritu de trabajo y lucha para tratar de producir obras literarias con cierta dignidad. Sospecha el autor que hay actualmente un volumen muy alto de personas que dan por sentado que algo que siempre ha sido difícil de conseguir como es el reconocimiento, ahora debería ser fácil y rápido. Dificultades.
«Es común ver escritores noveles que creen que su poca experiencia les garantiza ciertos derechos. Confunden edad con capacidad, entendiendo por edad no sólo la cronológica sino también el poco tiempo que llevan escribiendo; ergo, creen que por ser noveles se les perdonará que intenten reescribir los versos más tristes esta noche. Exigen oportunidades y, al mismo tiempo, se ofenden cuando se les exige calidad. Ignoran que la literatura, además de un hecho literario, es un hecho social: hay que mantenerse en contacto permanente con otra gente que te lea o te muestre lo que escribe. Y lo más importante, comprender que las oportunidades (las sustanciosas, las que vienen con carnita) no llegan solas, sino que lo hacen después de mucha lectura y mucho trabajo.»