El caso de Damien Hirst es paradigmático de la confusión y el entrelazado absoluto que existe hoy entre arte y comercio, el caso más alto y claro de fusión de conceptos. Los desorbitados precios de sus obras y su actitud de publicista ha levantado en armas a parte de la crítica, como le ocurre a Andrés Hoyos, furioso aunque diga que no. Tiburones.
«Piénsese: ¿bajarán alguna vez de precio los objetos de Hirst? Ese día, desde luego, lo que don Damien tiene que hacer es dar un tremendo remate de corrida, por cuanto no es mérito menudo acumular esa cantidad de millones vendiendo objetos tan deleznables. Pero el hombre compró un seguro: los astronómicos precios de sus obras se han vuelto simbólicos, de modo que no sólo mucha gente no quiere que baje lo que compró a millones, sino que de devaluarse el símbolo, el resto del andamiaje se vendría abajo. Porque si mañana los cadáveres en formol, los becerros de oro y los cráneos incrustados de diamantes pelan el cobre y bajan de precio, ¿cómo vender el resto de extravagancias del arte contemporáneo a precios exorbitantes? Esto logra pura magia conceptual: el resto de los involucrados trabaja para él, a gusto o a disgusto.»
2008-09-27 19:09
Días atrás apareció un artículo de Philippe Pataud Célérier en El Diplo sobre este tema. Se titula “El arte (contemporáneo) de construir fortunas. ¿Quién fija el valor de una creación?” y lo publica Rebelión. Vale la pena leerlo.
(Pregunta: ¿cómo hago para insertar hipervínculos en el texto de los comentarios?)
2008-09-28 00:15
Lo he insertado yo: puedes utilizar Textile o html, en principio sin problemas.
Saludos
2008-09-28 02:33
Tengo que agradecer a Germán la referencia al artículo de Philippe Pataud , muy en mi línea argumetal habitual :-) .