Se cumplen veinte años de la famosa carrera de cien metros lisos en los Juegos Olímpicos de Seul en la que Ben Johnson batió de forma espectacular a Carl Lewis y bajó hasta unos impensables 9’79 el record del mundo. Dos días después el corredor canadiense daba positivo en el control antidoping y el mundo abrió los ojos de par en par. Carlos Moro lo recuerda. El día que murió la inocencia.
«Voló por delante de todos y terminó en 9.79, una marca inconcebible, rematada por un gesto humillante. En el momento de cruzar la meta, giró la cabeza y levantó el brazo derecho, señalando el cielo con el dedo índice. Los instantes siguientes fueron dignos de una representación teatral. Lewis miraba estupefacto el marcador y luego alrededor, esperando que alguien le explicase qué había sucedido. Había realizado 9.92, la mejor marca de su vida, y su odiado rival le había sacado cinco metros. Miró a Johnson, que, impasible, regresaba parsimoniosamente hacia el aturdido grupo (Lewis, Christie, Smith, Mitchell…).
Por pura inercia, con un ademán mecánico de muñeco anonadado, le tendió la mano. Johnson, impávido, pasó junto a él, sin mirarla siquiera. Y se alejó por la pista mientras el estadio entero bramaba de entusiasmo…»
2008-09-26 11:29
Aquel día se cerró un período del atletismo. Comparad las marcas en lanzamientos masculinos y en TODAS las pruebas femeninas de antes y después de 1988 y llegaréis fácilmente a una conclusión.
2008-10-08 13:36
No es cierto que Ben Johnson ignorara la mano. Lewis se acercó a él, que buscaba una bandera, y luego se estrecharon la mano de una forma totalmente normal. Lo de la mano queda muy literario en el artículo, pero no se puede dar dramatismo a una historia basandose en hechos que no son ciertos.
El video se puede ver en:
http://www.youtube.com/watch?v=vTM_mvA4kas