Vía Miguel Moliné llego a este texto de Javier Martín que incide en una gran —grandísima— verdad sobre el correo electrónico. Por muy cómodo que resulte es uno de los elementos más estresantes de la vida moderna. Angustiados por el e-mail.
«Una cosa es la creciente dedicación laboral al correo electrónico y otra que cree absentismo. Los sindicatos CC OO y UGT no tienen noticias de ello, pero llegarán. La patronal CEOE no registra un descenso de la productividad por culpa del e-mail, pero algo habrá. El estudio Sobrecarga informativa: conocimos al enemigo y somos nosotros, de la consultora norteamericana Basex, con 22 años de experiencia en el ámbito laboral, señala que un trabajador en Estados Unidos es interrumpido 11 veces por hora. Pero aquí entran también las llamadas telefónicas y las distracciones de los compañeros. Demasiadas ocasiones para la desconcentración.
La nada sospechosa de tecnofobia Cisco Systems (monta redes de telecomunicaciones) demostró en 2006 que un trabajador puede tardar el cuádruple en atender por e-mail asuntos que se podían resolver con una simple llamada telefónica.
“Hemos pasado de la economía del lenguaje, resolver las cosas con las mínimas palabras, a la economía de la silla, resolverlas sin movernos de la mesa”, dice Gallardo.»