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Este juez es tuyo, esta jueza es mía

Otis B. Driftwood está indignado por la facilidad con la que se ha asumido por parte del poder político, prensa y hasta por la opinión pública el lamentable y bochornoso hecho de que los más altos estamentos judiciales —TC, CGPJ— sean una selección pública y notoria de jueces alineados con partidos políticos concretos. La justicia pasa de ciega a tener un mero parche en el ojo. Este juez es tuyo, esta jueza es mía.

«Porque un mínimo de dignidad desde la corporativista instancia judicial exigiría que los miembros de ambas mesas hubiesen, como poco, presentado su dimisión de inmediato, con el fin de que los partidos tuviesen que acelerar necesariamente el proceso de renovación en lugar de marearlo durante dos años para poder seguir prolongando la acción política a través de los jueces. No ha ocurrido. Como alternativa, podrían haber denunciado de oficio a los protagonistas de los insultantes manejos que impidieron dicha renovación, a la que la Constitución —nada menos— obliga. Tampoco lo han hecho. En suma, más por omisión consciente que por acción han contribuido no sólo a la congelación de dos instituciones importantísimas para el buen funcionamiento de un estado de Derecho, sino también a su descrédito. Y ese descrédito no se circunscribe a ellos solos, a fin de cuentas simples mortales, sino que se extiende como una mancha de lodo al conjunto de su profesión y, lo que es más grave, al concepto mismo de Justicia en España.»

Alberto Haj-Saleh | 16/09/2008 | Artículos | Justicia y Leyes

Comentarios

  1. joseluis
    2008-09-16 14:42

    Pues a mí me parece la mar de bien, la mar océana de estupendo, que se quiten caretas judiciales y partitocráticas y con ello se evidencie el método por el cual tantas decisiones políticas pasen por los tribunales tan divinamente, tan sin romperlas ni mancharlas o estragadas dado el caso; tantas vean insuperables obstáculos según convenga al PPSOE o tantas otras pasen límpidamente si no conviene al antedicho partido único.

    Que ya cansaba lo contrario, apariencias. No veo más que ventajas en el método del completo descaro.

  2. Otis B. Driftwood
    2008-09-16 21:44

    Joseluis… estoy un poco perplejo. ¿A qué ventajas te refieres?

  3. joseluis
    2008-09-17 14:29

    Buenas, Otis. Como de costumbre, al 99,99 % de acuerdo contigo. Me refería a la ventaja de evidenciar de forma pública y notoria el reiterado escándalo del trapicheo montado por la partitocracia con la (administración de) justicia, jueces de la cuerda de unos y otros puestos en el TC y en el CGPJ, la judicatura dejos de la independencia y a los pies de los políticos.

    Decía también que así politizados (o partidocratizados) tales órganos ¿judiciales?, se explican por si hicera falta, muchas decisiones de tales órganos y algún otro, como la Audiencia Nacional. Siempre en favor del PPSOE, claro, lo que es previsible desde el comienzo del asunto que sea. Muy típicamente pero no sólo, cuando se trate de la “temática” vasca o periférica en general.

    Resulta divertido también, que por ello ahora se insista de la conveniencia de reformar al respecto la Sagrada e Intocable por Muy Perfecta Constitución. Otra pifia en tan sagrada norma que perdurará eternamente, dado que modificarla significa destapar la caja de los muchos truenos.

    Ya digo, poner en evidencia pública que el rey está desnudo no tiene sino ventajas.


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