Un museo itinerante, sin sede fija, sin necesidad de exposición permanente y con la obsesión de acercar la ciencia actual a los ciudadanos; esas son las líneas de trabajo del nuevo director del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, un científico que se muestra muy lúcido y crítico con el papel que hasta ahora ha jugado la ciencia en España: Entrevista a Ramón Núñez.
«No va a ser un museo de historia de la ciencia; tiene que servir a los ciudadanos de hoy. Hay un deber con el patrimonio científico-histórico, pero hay otros deberes. La sociedad demanda información científica continuamente, especialmente en crisis como las de las vacas locas o la gripe aviar, pero la gente también busca criterios científicos a la hora de comprar un coche, un móvil, una crema cosmética. ¿Y quién tiene que satisfacer esta demanda? ¿Quién tiene que ayudar a las adolescentes a saber cómo se tiene que tomar la píldora del día después? ¿El laboratorio que las vende, el obispo de la diócesis? Esa es una de las muchas cosas que un museo nacional de ciencia y tecnología tiene que abordar. Tiene que dar respuesta a muchas preguntas relacionadas con la ciencia y tecnología que están en el entorno.»