Bonito ensayo del escritor y cineasta británico Hanif Kureishi en torno al poder de las palabras sobre la vida, y cómo los gestores de la vida pública necesitan (y han necesitado siempre) controlarlas para ejercer con efectividad su dominio: Lenguas sueltas.
«Por supuesto, los diferentes sistemas emplean métodos diferentes para conseguir el silencio. Desde cortar la lengua hasta quemar libros, o el uso de la moralidad sexual o la prohibición encubierta —como ignorar a la gente, por ejemplo—, todas ellas son maneras de garantizar una dictadura de las voces, o de garantizar una voz única. Si una persona les dice a los otros quiénes son realmente, negándoles el derecho a la autodescripción, se producirá en los otros cierta clase de duda sobre sí mismos, cierta clase de desintegración interior. Las personas pueden formarse y también pueden trastornarse a partir de los relatos y las historias que se cuentan sobre ellas.»