Empieza la liga de fútbol este fin de semana y Enric González escribe un artículo sobre el lado más amargo y dramático en la historia de este deporte. El sentido trágico del fútbol.
«¿Quieren pruebas? Ahí tienen al Indio Abdón Porte con su fecha, el 5 de marzo de 1918. Se acuerdan del Indio Abdón, ¿no? Claro, todo el mundo se acuerda del Indio. Acabó el partido y el Indio, mediocentro de Nacional, gloria del fútbol uruguayo, festejó con los compañeros. Bebió y rió con ellos, y debió darles buenos consejos, porque el partido, para un buen mediocentro, no termina nunca. Luego, pasada la medianoche, se volvió al estadio del Parque Central. El club pensaba traspasarle por viejo: tenía ya 27 años, 27 años de los de 1918, y no le veían tan fuerte como antes. Pero el Indio iba a quedarse. Esa noche, la noche del 4 al 5 (los números del mediocentro), caminó hasta el centro exacto del campo (el territorio del mediocentro), sacó un papelito con el último poema (“Nacional, aunque en polvo convertido y en polvo siempre amante…”), empuñó un revólver y se reventó el corazón.»