El director de cine Daniel Sánchez Arévalo publicó hace unos días esta columna en el diario El País en la que hacía un irónico ataque a la piratería. Los ecos de ese texto en la red han sido muchos: reflexivo Guillermo Zapata, histérico Alberto Albuín o comprensivo Chico Santamano. Yo me quedo con esta espléndida respuesta del Pianista. Back to scene.
« 1. Si yo me descargo, pongo por caso “Desde que amanece apetece”(Dios me libre) no me estoy apropiando de lo ajeno. Sólo estoy realizando una copia. No es lo mismo que si usted se lleva, usando su ejemplo, una camiseta del H&M. Porque para que usted tenga esa camiseta concreta, H&M tiene que perderla. Pero las copias digitales, oh bendita inteligencia humana, SON INFINITAS. 2. Yo tampoco obtengo un beneficio económico al descargarme “Desde que amanece apetece”(ni económico ni de ningún tipo). Quien sí obtiene un beneficio, y se lo lleva muerto, es la operadora de ADSL que me da el soporte tecnológico para descargármela. Y a esos nadie les pide cuentas, a pesar de que salta a la vista que son los grandes beneficiados del intercambio P2P. Si no fuera porque permite bajarse pelis, series y música a todo trapo, ¿para qué íbamos a querer ADSL 20 megas?»