El cambio que se ha producido en la educación en la últa década ha sido espectacular por alarmante. En tan sólo una generación se ha sustituido la autoridad por la libertad entendida como el entronamiento del niño: ya nohay que enseñar desde la voluntad y el esfuerzo, sino que hay que motivar, motivar y motivar: “Más aún: acostumbrar a los niños y niñas a responder sólo si hay motivación ha supuesto servirlos en bandeja a la coacción publicitaria que es la mejor experta en tales oficios. Paradójicamente, se diría que tal recurso progresista ha educado, sin saberlo ni quererlo, a perfectos consumidores, sumisos a la motivación. Y si no fuera por el sentido común de maestros y maestras que en el fondo de su buen hacer han resistido a la hegemonía ideológica de la “motivación”, se habría perdido la escasa educación de la voluntad que queda en nuestras aulas.”
Una cultura escolar antigua, de
Salvador Cardús i Ros.