Yashmina Sawki nos habla de la perversa medida tomada por las autoridades egipcias mediante la cual Nada de donaciones entre cristianos y musulmanes, una norma que atenta contra la solidaridad y los derechos humanos.
«Sin embargo, y a pesar de ello, la solidaridad siempre ha logrado hacerse un hueco en un entorno hostil hasta sacar a la luz lo mejor que poseemos como especie. La vida humana como valor supremo ha conseguido que personas de diferente procedencia, ámbito y estrato social aúnen esfuerzos para ayudar a los demás en las situaciones más extremas. La donación de sangre y de órganos es, sin duda, la muestra más generosa de lo que una persona puede hacer para salvarle la vida a otra. Hasta ahora daba lo mismo la raza, la religión, el sexo o el color de la piel, porque la sangre y los órgano nos hacen iguales. Y digo hasta ahora porque en Egipto se ha promulgado una norma que promete ahondar en las diferencias por razón de credo al impedir la donación de órganos entre musulmanes y cristianos y sentar un terrible precedente terapéutico.»