Rafael Fauquié escribe sobre los símbolos, y su pervivencia con los que Jünger identifica a los hombres en su libro emboscadura: Ernst Jünger y algunos símbolos de nuestro presente.
«Jünger identifica tres figuras que él llama figuras centrales del siglo XX. Ellas son el emboscado, el soldado desconocido y el trabajador. Este último encarna al ser humano que se impone al universo y lo domina. El soldado desconocido es la fuerza del espíritu unificador, de la conquista y el dominio. El emboscado es el indidualista que encarna la potencialidad creadora del ser humano. La diferencia entre los tres es obvia: el soldado y el trabajador han sido víctimas de un fenómeno de masificación y obediencia que pudo llegar a convertirlos en desindividualizados protagonistas de las acciones más aberrantes cometidas en nuestro siglo. De los tres, Jünger rescata sólo al emboscado. El es poseedor de un destino propio y ha logrado distanciarse de la deshumanizada condición de número. Es un ser “distinguible”. Para Jünger, el emboscado es el héroe central de nuestro tiempo, un Prometeo del siglo XX.»