Cada vez que se habla despectiva o acusatoriamente de nacionalismo (vasco, catalán, gallego…) me sonrío: ¿es que el español —o castellano— no es un nacionalismo que delimita y protege a ultranza sus fronteras e identidades? Algo similar opina
Bernardo Barranco V. de la palabra fundamentalismo, que se utiliza en Occidente para despreciar al Islam sin darse cuenta —ya ven que soy bien pensado— de que el fundamentalismo anida en todas las religiones. Para muestra un botón: recepción del Papa a la plantilla del Real Madrid, y noticia de cabecera en todos los telediarios.
El ascenso de los fundamentalismos.