Libros: la dictadura del ‘best seller’ es una defensa de las pequeñas librerías, auténticos motores de cultura según el editorialista. Pide protección para un sector que desaparece. Los ejemplos son colombianos, pero no creo que difiera gran cosa de otros sitios.
«Algo parecido puede decirse de todas las grandes ciudades del mundo: París, Berlín, Madrid, Nueva York, Moscú, Buenos Aires. En todas ellas, numerosas pequeñas librerías se convirtieron en focos de atracción para grupos de jóvenes inquietos que compartieron allí sus lecturas, su pensamiento, la experiencia del mundo filtrada por los libros comentados, discutidos, devorados con ansia, como en un restaurante donde no se alimentaba el estómago sino la mente. Las nuevas tendencias del mundo, sin embargo, con una avalancha de publicaciones mediocres, puros intentos de convertir en grandes éxitos de ventas a libros malos o por lo menos banales, han puesto en crisis a las pequeñas librerías. Éstas no pueden competir con la pretensión de rellenar cada mes con novedades —muchas veces inútiles— un espacio limitado. Además las librerías grandes, y sobre todo los hipermercados, hacen descuentos que terminan por quebrar a las pequeñas.»