Económicamente hablando, la percepción general que se tiene sobre China es que es un gigante voraz que acabará absorbiendo la mayor parte del comercio mundial o, al menos, occidental. Hernán Narbona Véliz intenta analizar en un lenguaje comprensible este escenario, incluyendo el fondo histórico del rápido desarrollo de la emergente potencia: China Imperial: Una hipótesis de trabajo.
«China mantiene con el resto del mundo un creciente superávit comercial, resultado de sus exportaciones a costos bajísimos, producto del régimen interno que ha desarrollado como país continente. El superávit comercial ha crecido un 74% en 2006, ubicándose en 177,5 mil millones de dólares, y un 80% en la primera mitad de 2007 respecto a igual período del año anterior. Ese superávit ha sido colocado por China en bonos soberanos de Estados Unidos y esa relación se ha profundizado en la actual crisis de los mercados inmobiliarios, pues ha sido China, como tenedor de los bonos del Tesoro y los bonos con garantías hipotecarias, la que ha sostenido a la economía norteamericana para que no caiga en una depresión de impacto mundial.»