Britta Sandberg analiza las causas y posible influencia en el futuro del creciente abandono de la acción armada por parte de líderes terroristas, que se retiran o se pasan al bando que antes atacaban. La autora es optimista, pero yo imagino que, como es habitual, mientras haya causas más o menos difusas, seguirá habiendo cantera que sustituya a los que se van. Dándole la espalda a la Jihad.
«Ex militantes que renunciaron a la Jihad suelen hacer proselitismo entre sus antiguos camaradas de armas. A fines de abril, un puñado de ex miembros del grupo Hizb ut-Tahrir, fundado en Jordania en 1953 y que se extendió eventualmente por 40 países, establecieron una fundación para combatir al fundamentalismo entre los musulmanes en Europa. Maajid Nawaz es el director de la nueva organización, conocida como la Fundación Quilliam. Antes Nawaz, hoy de 31 años, ayudó a desarrollar células terroristas secretas en Pakistán y Dinamarca. Pasó cinco años en una cárcel egipcia, donde dio la espalda al Islam radical.
Esta pequeña rebelión en Al Qaeda tuvo sus comienzos en mayo de 2007, bajo la forma de un fax recibido en la sede de Londres del diario árabe Al-Sharq al-Awsat. Fue enviado por una de las autoridades eminentes de Al Qaeda, una vez mentor de Bin Laden antes de que éste partiera de Peshawar hacia Afganistán, y mucho antes de que se convirtiera en una lumbrera del mundo islámico. Ese hombre se llama Sayyid Imam al-Sharif. Como Zawahiri, Sharif es un médico egipcio y más tarde compitió con Zawahiri por el favor de Bin Laden. Sharif es mejor conocido por su nombre de guerra, Dr. Fadl.»