Se enfada Magda Díaz, y con razón, por la perpetuación de comentarios machistas sistemáticos a la hora de evaluar y reseñar a artistas o escritoras en la historia, siempre sujetas a morbos ridículos sobre su sexualidad o su salud mental. Pone el ejemplo de Nahui Olin, poeta y pintora.
«Leer que una no solo era ninfómana sino loca, la otra suicida, ella amante de fulanito, aquella celosa empedernida, otra sin escrúpulos, y más linduras parecidas o peores, ya es cansado, ridículo y sin ningún sentido, como toda tradición que encasilla, construye víctimas o verdugos y por supuesto dogmatiza. ¿Y su obra? sus narraciones, sus poemarios, sus pinturas, sus obras de teatro, sus guiones ¿existen serios estudios críticos sobre la obra de estas mujeres intelectuales? Puede ser, en lo personal no los conozco.»