Al hilo del anterior artículo, mientras las autoridades políticas se plantean acudir al auxilio de un sector privado predestinado al agotamiento paralelamente, de la mano de Antía Castedo, se evidencia su desinterés por mantener y cuidar el personal investigador, que tantos años y dinero nos ha costado formar y quienes deberían ser la base de un futuro modelo de crecimiento. Este cerebro no volverá a investigar
«Este granadino de ojos grandes y expresivos ganó en 2006 el premio más prestigioso para un joven en su disciplina por sus trabajos sobre las superficies minimales. Más tarde, tomando un refresco al abrigo del calor estival de Granada, intenta explicarlo para no iniciados. “Cuando sumerges un alambre en forma de circunferencia en agua con jabón, la capa de jabón resultante, que se apoya en el alambre, es una superficie minimal”. El jurado del premio José Luis Rubio de Francia, otorgado por la Real Sociedad Matemática Española, destacó su trayectoria en el departamento de Geometría. Pero el premio llegó tarde, él ya había abandonado.»