Javier Ortiz señala cómo el etarra De Juana Chaos se ha convertido en el objetivo central de cualquier comentario, artículo, acción judicial o movimiento anti terrorismo. Sin entrar a valorar el caso concreto por el que ahora es noticia a mí también me sorprende cómo desde El Mundo lo han convertido en portada diaria del periódico en las últimas semanas. De Juana y la alarma social.
«Con la machacona labor previa de esos medios, De Juana se ha convertido en una especie de piedra de toque del antiterrorismo. Lo es para la mayoría de la sociedad española y, en consecuencia, lo es para los políticos del establishment, que son demagogos en el sentido literal de la palabra. Sólo demuestra ser buen antiterrorista quien hace cuanto puede para hundir a De Juana, aunque eso le obligue a “construir imputaciones”, según la poco prudente pero muy reveladora expresión puesta en circulación en febrero de 2006 por Juan Fernando López Aguilar, a la sazón ministro de Justicia.
Trascendamos el caso De Juana y planteémonos los criterios con los que su peripecia viene siendo tratada. Lo que se plantea, en el fondo, es una cuestión que tiene que ver con los principios del Estado de Derecho: ¿deben la sociedad, en general, y las autoridades del Estado, en particular, conformarse con que el delincuente cumpla la condena que le ha sido impuesta, con todas las salvedades jurídicas que procedan, o hay casos en los que es necesario forzar la mano y recurrir a lo que sea para prolongar su castigo, aunque eso obligue a “construir imputaciones”?»