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Teoría y práctica subjetiva de la lectura

A partir de la frase del protagonista de la novela Fusiones, confusiones e infusiones de José Luis Saorín «Yo sabía que el mundo estaba cambiando, pero pensaba que la literatura era la escogida para permanecer como siempre», Clara García Sáenz de Tejada reflexiona sobre el lector-estadística y el lector-persona, el marketing que envuelve las tendencias, y la relación afectiva entre libro y lector: en Teoría y práctica subjetiva de la lectura.

«La dificultad viene cuando las editoriales deciden cuales son los libros que sobreviven y los que mueren, aunque ellos culpan al mercado o al consumidor, pero en masa no tenemos tanto poder, ni tanto criterio. Los lectores a la hora de decidir que libros se mantienen o que libros se descatalogan, somos una estadística y como tal, respondemos a los estímulos comerciales. La estadística es perversa, poque analiza lo que se vende, pero se vende lo que ellos quieren que se venda, así que la primera y la última decisión la tienen los grandes grupos.
La estadística de hábitos de lectura en España se encarga de hacerla el Gremio de Editores, es una información últil, completa y ante todo aséptica. Pero yo trabajo con lectores de todo tipo, edad y condición y nunca veo reflejados a las personas con las que estoy todos los días, en esas cifras y estadísticas. En el momento en el que el lector se convierte en persona y deja de ser una cifra o un dato, la balanza se inclina y el abanico de lecturas posibles se amplía.
El lector-estadístico se convierte en lector-persona cuando tiene informacion sobre sí mismo como lector y no como destinatario de operaciones de marketing, entonces comienza a decidir que libros lee.
La mayor parte de los lectores-persona se convierten en mediadores de lectura. Los mediadores de lecturas son las personas que recomiendan libros, hablan de ellos, los regalan y crean una serie de vínculos afectivos con objetos-libros. Ya sea profesional o voluntario. Todo lector con criterio propio es mediador de lectura, normalmente esa figura se suele dar en maestros y bibliotecarios, pero todos los lectores de edades comprendidas entre 3 y 123 años son mediadores de lectura.»

Ana Lorenzo | 17/07/2008 | Artículos | Mundo del Libro

Comentarios

  1. Alber
    2008-07-17 12:36

    Estoy en completo desacuerdo. Un editor es un señor que publica libros y que quiere venderlos. Cuantos más mejor. Cuantas más unidades, mejor. Da lo mismo lo que haya dentro. Da igual que sea Leopoldo María Panero o Carlos Ruiz Zafón. El editor quiere vender y no me trago lo de las manos negras siniestras que pretenden vender “lo que ellos quieren que se venda”. Los editores quieres vender libros. Punto.

    El lector sí tiene poder. Es más: tiene todo el poder. Se lee a Zafón y no a Panero porque los lectores quieren leer a Zafón y no a Panero. Y esa responsabilidad hay que asumirla conscientemente, y dejar de echar la culpa al sursum corda. Estoy harto de este tipo de opiniones absurdas. Si la literatura está en estado catatónico hoy en día, es por culpa, única y exclusivamente, de los lectores.

  2. Ana Lorenzo
    2008-07-17 14:18

    Pues yo estoy de acuerdo a medias contigo y a medias con el artículo. Los lectores tienen más poder del que el artículo reconoce, sí. El libro, no ya solo descatalogado, sino desaparecido, incluso de la base de datos del ISBN, como si nunca hubiera existido, sin razón ninguna (no, no me vale que no se vendía porque ahí entran libros para niños que se vendían fenomenal según los libreros y según yo y entran libros para adultos que tienen lista de espera en las librerías de viejo), ese libro perdido es culpa de la editorial que ni siquiera guarda un archivo de su fondo histórico y de sus documentos —con excepciones, véase El archivo de A. A. Knopf e Historia de la editorial Joventut/Juventud — o del grupo que la absorbe.
    Alber, lo de que el editor es un señor que quiere vender libros cuantos más mejor es matizable. Tú eres escritor, pero prefieres escribir lo que te gusta a escribir un best-seller tipo Paulo Coelho; también hay editores que prefieren editar lo que les gusta a editar un Paulo Coelho, sin por ello renunciar a ganar dinero, claro, porque si no dejarían de ser editores, claramente. Lo que quiero decir es que sí les importa lo que hay dentro a muchos editores, y en cambio hay otros que ven el libro como un producto más de consumo, igual que si fuera colonia: ¿que el olor es medio-medio pero le pone nombre e imagen Jessica Parker?, pues con eso me basta. Creo que esos «editores» que son demasiado empresarios (en el sentido de que lo mismo les daría vender un detergente si tuviesen en el mundo de la droguería la posición y los beneficios que tienen en el de la edición) sí tienen culpa en esto de marcar tendencias lectoras. Hay que tener en cuenta que nosotros todavía hemos tenido noticia de títulos de los que gente que ahora tiene quince años no va a tener ni idea como no vuelvan a editarse, imprimirse, etc.
    Un beso.

  3. Alber
    2008-07-17 15:24

    Ana, las editoriales no son ONG. Eso de que sean culpables de que un determinado título se pierda, es muuuuuy discutible. Para empezar, las editoriales sólo adquieren los derechos de edición de un libro por un tiempo determinado. A partir de ahí, dejan de ser titulares de ese derecho, el cual vuelve a revertir al autor o (si cría malvas) a sus herederos. De manera que la editorial ahí ni pincha ni corta.

    Por otro lado, almacenar cualquier cosa es la leche de caro. ¿Qué hacen las editoriales (que, por lo general, andan por la vida con una mano delante y la otra detrás)? Pues no almacenar. Y no se lo reprocho. Yo, cuando voy a mi editorial y veo cajas y cajas de mis libros apilados allí (vendo un huevo, ojo, pero es que mi editor me sobreimprime) siempre digo que por mí como si las tiran todas al contenedor del papel reciclado.

    Quiero decir que, al final, el editor es un señor que se juega sus cuartos y, en consecuencia, actúa como tal. Así que démosle un pase.

    Al que no le doy un pase es al lector. No, a ese no. Ese tiene la culpa de todo en el mercado editorial porque el lector es el cliente. Y el cliente, ya se sabe, siempre tiene la razón. Y si no la razón, sí la sartén por el mango.

  4. María José
    2008-07-18 00:21

    Pero la culpa no es de los lectores, es de la mayoría de los lectores. Ya lo he comentado muchas veces, pero el problema es que si algo no gusta a la mayoría no existe. Así que yo sigo confiando en que Internet y los sistemas de recomendación acaben con esto.

  5. Ana Lorenzo
    2008-07-18 21:33

    Estoy contigo, María José, pero partiendo de que los lectores conocen al menos las opciones que hay: existen los libros que se venden en los Carrefour (que este año se colocaron por primera vez como segundo punto de ventas de libros, tras las librerías, pero antes de grandes cadenas como La casa del libro, Crisol, la FNAC...) y existen los libros que se venden en librerías (y de estas habría que quitar las librerías-papelerías que tienen solo el fondo de los colegios de al lado). Como dices, el problema es que si algo no gusta a la mayoría no existe, pero al menos hasta ahora somos generaciones que sabemos que esa carencia se da, que conocemos obras y autores, por formación o por tiempo dedicado a la lectura, que nos remiten a otros y que nos han ayudado a formarnos un criterio mínimo con el que discernir. Pero, ¿y si esa invisibilidad se da desde siempre? ¿Y si ni siquiera el colegio informa de la existencia de muchos autores, de la mayoría de los autores? ¿Y si no se editan o no se ven los libros de autores que, además, no se conocen? Quiero decir que nosotros lo echamos de menos y lo buscamos, y si no lo encontramos en los canales habituales de información, buscamos su reseña en la red, y casi ya, hemos buscado también su distribución en la red (ved, si no, lo que la Editorial Libro de Notas está haciendo por la visibilidad de la poesía): parece casi que hayamos llegado a un nuevo tipo de literatura gris: vale, tiene ISBN, consta en un catálogo, pero ha tenido que buscarse unos canales de distribución no tradicionales para no quedar ahogado. Yo diría que no falla solo el lector en este sistema.
    Un beso.


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