Está bien, hablaremos del iphone. Si hay algo que siempre he admirado de Apple es su falta absoluta de afán publicitario, su confianza en un crecimiento paulatino basado en la calidad de sus productos, no en el ruido ni el monopolio; si algo me ha molestado de esa empresa es su delectación en la burbuja, su reticencia a abrir sus productos y, de ese modo, hacerlos menos selectos. Manuel Almeida pone de manifiesto en ¿Tu tesoro? lo abusivo de su lanzamiento en España.
«El iPhone es, en esta nueva versión 3G, un terminal de gama media que puede satisfacer las necesidades de un grupo de usuarios, aquellos cuya actividad en Internet requiera de una conexión permanente y de utilidades que le permitan interactuar de forma fácil y rápida con la Red, sobre todo si se mueven en el entorno Mac. Pero no es un gran aparato multimedia (cámara de 2 megapíxeles sin vídeo) ni una buena PDA (ofimática) ni permite cargar programas libres…
Es un artefacto que, en su versión libre y a 16Gb, no debería pasar de los 300 euros. Sin embargo, muchos parecen dispuestos a hipotecar un mínimo de 1.000 euros durante dos años para poder acariciar este nuevo anillo poderoso que nos vuelve a todos una especie de Gollums del siglo XXI. Mi te-soooooo-ro.»