Anaclet Pons no sería más que otro de los preocupados por la expansión de la poderosa Google si no fuera porque él mismo mira con escepticismo su escepticismo y desconfía de su propia naturaleza agorera. Los efectos de google.
«Quizás los que despachan a los críticos de Internet como ludditas o nostalgicos acaben estando en lo cierto, y de nuestras mentes hiperactivas, alimentadas por todo un sinfín de datos, surgirá una época dorada de descubrimientos intelectuales y de sabiduría universal. Por otra parte, la red no es el alfabeto, y aunque pueda sustituir a lo impreso, produce algo completamente distinto. El tipo de lectura profunda que sugiere una secuencia de páginas impresas tiene valor no sólo por el conocimiento que adquirimos a través de las palabras del autor, sino por las reverberaciones intelectuales que esas palabras producen dentro de nuestras propias mentes. En los espacios reservados que despliega a tal fin la lectura continuada y concentrada de un libro, o cualquier otro acto de contemplación, hacemos nuestras propias asociaciones, extraemos nuestras propias inferencias y analogías, fomentando nuestras propias ideas. La lectura profunda, como señala Maryanne Wolf , es indistinguible del pensamiento profundo»