David Bosco repasa la desesperada situación de Somalia, donde el desastre y el caos a todos los niveles es, o es inminente, y al que la ONU sobrevuela sin atreverse a tomar tierra: La ONU no se atreve con Somalia.
«No parece haber nadie capaz de restablecer el orden. Las escasas fuerzas reales de las que dispone el Ejecutivo somalí se deben a Etiopía y la Unión Africana, que ha enviado allí alrededor de 3.000 soldados de Uganda y Burundi con el fin de mantener la paz. El Ejército estadounidense, al parecer, tiene unos cuantos comandos que actúan en torno a Somalia, pero su misión es capturar extremistas, no garantizar el orden. A principios de mayo, una incursión aérea de EE UU mató a un veterano jefe islamista y a varios de sus colaboradores.
Los santuarios sin violencia son pocos y aislados. Las milicias saquearon hace poco una comisaría de policía en uno de los barrios más protegidos de Mogadiscio y varios pueblos del sur de Somalia han vuelto a caer en manos de las fuerzas islamistas. Los convoyes del Ejército etíope son atacados con frecuencia. Y, cuando el presidente del Gobierno de transición salió de Mogadiscio para asistir a las negociaciones de Yibuti, su avión estuvo a punto de ser alcanzado por un mortero en la pista.»