Vida artificial: darwinismo y juego en la pantalla, un artículo en el que Luis Paz habla del próximo lanzamiento de un juego que promete revolucionar la industria y mezclar la ciencia, la inteligencia artificial y el ocio a través de la creación y evolución de especies virtuales. O algo así.
«Pero Spore va más allá. Este videojuego –aunque mejor llamarlo “estudio experimental sobre el funcionamiento de las sociedades virtuales”– se divide en cinco estadios evolutivos, diagramados en vistas a la ciencia biológica, la antropológica e incluso a la teología.
En la fase microscópica, el usuario debe luchar contra otras criaturas, dominarlas y consumirlas para hacer evolucionar sus características psicofísicas: darwinismo tecnológico-lúdico. Si fagocita a los suficientes especímenes –de distinta o igual especie a la del usuario–, evoluciona a la fase de criatura, en la que la creación abandona la microvida marítima y se lanza a tierra firme, a explorar como un Juan de Garay con escamas y cuernos, diagramado (estética y éticamente) en base a funciones.
El lector ya habrá adivinado la próxima etapa: la socialización primaria le llega a la forma de vida artificial creada en la fase tribal, donde el usuario deberá manejar un clan entero, darle herramientas y guiar sus interacciones: nada de laissez-faire, laissez-passer, aquí la mano invisible del mercado es el mouse en la mano visible, macabra, juguetona, del jugador, que deberá instruirlos en la religión, la economía y la producción.»