Nada como la frivolidad para darse cuenta de que la felicidad existe. Opino que la felicidad se construye a base de pequeñas tonterías; en cambio, el budismo se me aparece como un camino de infelicidades, hasta la muerte, que no es tal. La moda puede ser (y no es que lo sea a priori) una de esas pequeñas tonterías, y quizá lo sea más un artículo sobre moda que la ropa en sí. Pongo por ejemplo
Hacia el desnudo, de
Francisco Umbral, una queja de la desaparición de la ropa en favor de la piel: “Cuando se lleven a las cenas de clase sencillas transparencias como mosquiteros, habrá que empezar otra vez por el principio, inventar la enagua y el polisón para que la moda tenga literatura y precio. Un desnudo se agota en un soneto.”