Pablo Odell trata de responder a la pregunta que plantea el periodista Nick Carr: ¿Nos está volviendo Google estúpidos? En el sentido de ser cada vez más proclives al consumo de la brevedad y a preferir pinceladas que hagan una composición del lugar mucho más que textos que busquen más profundidad. Contenidos en la web y formas del conocimiento.
«No resaltaría el artículo si no me hubiese puesto frente a un espejo, hace cinco años era un lector compulsivo de libros – novela, ensayos – y hoy día es raro que acabe un libro al mes. Me gusta desconectar los domingos y leer la prensa – que aprovecha los fines de semana para extenderse y abundar en reportajes – pero no dejo de percibir que me he habituado a las fórmulas web de consumo de contenidos: quiero inmediatez, poder leer “en diagonal” un texto en busca de que hayan resaltado el dato que busco y que se vaya al grano en lugar de articular un discurso que profundice. Claro que sería un error identificar profundidad y longitud de un texto, pero sí que da cierto vértigo el plantearse lo que perdemos al aparcar aquellas propuestas que necesitan de una reflexión más profunda y una lectura sosegada. Puedo leer “Nocilla Experience” fácilmente – es una novela de la generación blog – , pero me costó un verano acabar 2666…»