Si el resto de países europeos no somete el Tratado de Lisboa es simplemente porque saben que, como en Irlanda, ganaría el “NO”, hecho que constata la separación entre las clases dirigentes y los ciudadanos. El resto es una operación de maquillaje. Carlos Taibo, ¿Maldita Irlanda?.
«A algunos nos gustaría certificar dicho sea de paso que el paseo militar que el patético referendo español de febrero de 2005 supuso sería literalmente impensable hoy, con una opinión pública, la nuestra, que pese al ejercicio de desinformación y manipulación al que se han entregado la mayoría de nuestros medios, parece haberse percatado, bien que tarde, de que no es oro todo lo que reluce en esta Unión Europea firmemente decidida a alentar la semana de ciento cincuenta horas.
Bueno será que denunciemos, en suma, cualquier intento de repetir el triste espectáculo al que hemos asistido desde que la mayoría de los franceses y de los holandeses rechazaron, en la primavera de 2005, el Tratado constitucional: sólo en virtud de un ejercicio de cinismo malsano puede afirmarse, en singular, que el texto sobre el que se han pronunciado los irlandeses es diferente del que rechazaron galos y neerlandeses.»