En estos días en los que se subastan públicamente manuscritos, notas, bocetos y correspondencias de Fernando Pessoa, Jesús García Calderón se pregunta se la responsabilidad de hacerse cargo de esos documentos no debería ser del estado portugués o si en cambio debería poder comprarlo cualquier coleccionista. El rastro de Pessoa.
«¿Debe respetarse el interés de la familia y mantener la venta, permitiendo una hipotética salida de Portugal? ¿Debe retener el Estado portugués este tesoro y no permitir su venta o comprarlo conforme a las dudosas reglas del mercado? La obra de Fernando Pessoa pertenece a todos pero el rastro físico de su espíritu, su recuerdo, los objetos y libros con los que convivió pertenecen ya al alma de Portugal y allí deberían quedarse. Las legislaciones protectoras del Patrimonio Histórico permiten el uso de algunos instrumentos jurídicos muy razonables y proporcionados para impedir una pérdida irreparable.»