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De las falsas ciencias

“Las llamadas ‘ciencias ocultas’ son meras imposturas gnoseológicas y éticas:
‘cosas –como escribió Voltaire– que la bribonería ha inventado
para subyugar a la imbecilidad.’” Alfonso Fernández Tresguerres escribe De las falsas ciencias, que, según él, no tienen sustento lógico ni racional. ¡Pero es que está tan devaluada la racionalidad y la lógica! En cualquier caso, haberlas hailas.
Marcos Taracido | 12/09/2002 | Artículos | Ciencia

Comentarios

  1. maría
    2002-09-12 15:26 Los defensores de la ciencia suelen ser más dogmáticos que quienes entregan su precioso tiempo a la cándida e inofensiva práctica de leer su horóscopo en el periódico. Los defensores de la ciencia suelen preferir la sección de divulgación que el mismo periódico ofrece en su cuadernillo central, desconociendo tal vez que hoy en día tampoco el discurso científico (el mapa del genoma es un caso paradigmático) escapa a la manipulación ideológica y a una serie de intereses ajenos a la pura “racionalidad”. Los defensores de la ciencia a menudo desconocen los fundamentos de la institución a la que dedican sus más encendidos elogios, porque de otro modo sabrían que la física actual se parece más a la metafísica que al materialismo (dialéctico o no). Déjennos a los demás mortales con nuestras vagas ensoñaciones y fantasías. Entre la religión de la ciencia y la mitología del destino, elijo, ignorante de mí, la segunda. Sólo porque es más bella.
  2. Cayetano
    2002-09-13 02:53 Interesante artículo, no menos la anotación de María. De todas formas bajo la denominación de ciencias ocultas hay muchas especialidades cada una con su soporte teórico, sus gurús y no lo olvidemos un público fiel al que hay que respetar. Ahora, no todo ese obscuro mundo (por lo oculto) vive entre ensoñaciones y fantasías ni tampoco tengo claro si algunas ciencias forman parte del terreno de la seudo-ciencia, como por ejemplo la siquiatría.
    Matizando y precisando más, el arte en general, vive de emociones, sensaciones, nosequés y de una puesta en escena que, a veces, recuerda al chamán mexicano y otras al rey Midas. Y para evitar confusiones: un verso de San Juan de la Cruz cura mis males en una noche obscura y una aspirina me destroza el estómago.
    La ciencia es hija de su padre, que la patenta y publicita, y una buena campaña de publicidad con el apoyo de reconocidos expertos hacen de un artefacto, remedio u opinión sobre el universo un dogma de fe.
    Que don Teófilo Andrade, pastor de cabras, curandero y por más señas analfabeto, nos recomiende girar tres veces alrededor de la ermita de San Martín, que además diga convencido: Esto le quita el dolor de cabeza, no es cosa de broma y tiene explicación: Pasear alrededor de la ermita al aire de los castaños, robles o pinares, relaja, además movemos los pies y con ellos el cuerpo … nos sentimos vivos.
    Pero si don Teófilo Andrade es alcanzado, o descubierto por un productor de TV sinvergüenza, nos monta una historia de milagros, acompañada de largos debates, sobre la medicina natural o el poder curativo de los santos. En medio, no puede ser de otra manera, un chorro de mensajes publicitarios sobre tarotistas, videntes o cualquier otra cosa como por ejemplo sexo rápido via 906.
    Creo que cada uno conoce su cuerpo y sus emociones, o debiera preocuparse de conocerlos. Por muy sanos que digan ser los plátanos a mi me sientan como un tiro, por muy exquisita y elevada que sea la vida monacal en un convento cristiano a mi me parece, como poco, tenebroso.
    Para quienes la real realidad es una y es objetiva y medible, les vendría bien una sesión de LSD o de honguitos (por aquello de la cosa natural y biológica). Despues hablamos de paraciencia y ciencia, sobre la experiencia personal y lo que otros quieren o imponen como ciencia o expiritualidad.
    Y como es ilegal, aunque los hongos pasan de estos temas, basta una noche y un día solo en medio de un monte o bosque para que, te entre el pánico o descubras que no hay Dios que eras tú lo único májico y unido al universo (o vete a saber qué).
    La confusión, me temo, proviene de la clasificación, ¿Que es realmente ciencia? la respuesta no coincide con lo que realmente percibimos como ciencia: Patentes, engaño, comercio, investigación amoral sobre armamento sobre biotecnología, etc.
    San Martín, que en las leyendas de muchos lugares es un santo culturizador que roba secretos tecnológicos al diablo para dárselos al campesino o el artesano, es un santo que me cae simpático a lo bandolero popular. Pero, ¿quien le roba a Novartis o a IBM o Microsoft sus patentes?, ¿qué obscuros remedios nos vende Bayer?
    San Martin, querido, ¿dónde andas perdido?.

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