Prefiero meterme en los asuntos de la paz. Hoy, por ejemplo, aparece en La Vanguardia un artículo muy de prensa local, en el que un economista interesado explica a los comerciantes los beneficios de la competencia abierta. El artículo, titulado
Competencia en el comercio, es algo simplón, con símil futbolístico y todo. Leerlo es divertido (¿pongo divertido entre comillas?) porque uno se imagina muchos argumentos en contra y algunos otros a favor y al final se da cuenta de que tampoco le interesa demasiado. Pero en tiempos de paz, y en una democracia, las cosas suelen salir así, un poco aburridas.