Por inverosímil que parezca, Jaime Rubio tiene razón: Hoy en día todo es demasiado fácil. Él si que sabe lo que es sufrir desde que uno se levanta hasta… bueh, siempre, porque no dormía en las treinta o cuarenta horas del día. Un héroe.
«Recuerdo una vez que fui con mi hermano (no recuerdo cuál, los confundía a todos porque además varios eran parejas de gemelos) de Sants a Barcelona. Antes Sants era un pueblo diferente y separado, y para ir a Barcelona uno tenía que coger un avión. Nosotros ya nos divertíamos con sólo coger un avión y no como los niños de ahora, que se aburren en los aviones. Y eso que los nuestros no iban a motor. Los aviones de antes eran como carros, sólo que volaban y en vez de burros se ataban varios cientos de palomas para que tiraran de ellos. También había asaltadores. Se cruzaban en nuestro camino, gritaban: “El equipaje de mano o la vida” y les teníamos que dar lo que lleváramos encima, incluyendo los libros de crucigramas y los reproductores de mp3.»