Bernardo Gutiérrez hace un estupendo reportaje histórico sobre Fordlandia y Balterra, dos ciudades artificiales que creó Henry Ford en los años treinta buscando producir caucho masivamente en el corazón del Brasil. Las ciudades perdidas del caucho.
«Ford diseñó Fordlandia y Belterra desde su despacho de Detroit. “Había hospital, panaderías, sastres, zapaterías. Llegaba ropa de lujo”, rememora George. Pero Ford, que nunca pisó la Amazonia, cometió errores galácticos. Obligaba a los indígenas a usar zapatos. Las hamburguesas reinaban en la dieta. Y las casas, american style 100%, desagradaban a todo el mundo: ventanas con cristales (que provocaban calor), cuartos de baño (considerados de mal gusto en la región)...”. Y un rígido horario de 9 a 15 horas.
“Era horrible. A medio día no hay quien trabaje”, afirma Raimundo Sabia, un anciano de 87 años, ex empleado en Belterra. Raimundo 11 hijos recuerda la dureza de los capataces: “Desconocían la región e impusieron sus costumbres”. »